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Dolor de muelas y viajes

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Llega el periodo estival y con él las vacaciones. Sin embargo, un viaje largamente esperado y preparado se puede ir al traste por algo tan común como un dolor de muelas.

Éste es uno de los dolores más comunes, intensos y de más difícil control. Puede aparecer repentinamente y nos limitará enormemente en nuestra actividad. El dolor se produce por una estimulación de los nervios del diente y puede tener múltiples causas. Las más comunes son las caries, pero también pueden estar originadas en fracturas, enfermedad periodontal, abscesos, hipersensibilidad dental o incluso patologías como la sinusitis o problemas óticos.

El dolor se presenta (excepto en caso de hipersensibilidad dental) de forma constante, sordo y puede tener crisis donde aumenta su intensidad. Igualmente puede haber circunstancias que lo aumenten, como tomar alimentos o bebidas muy calientes o muy frías o la masticación.

Existen circunstancias que pueden hacer aparecer el dolor de muelas durante el viaje de forma sorpresiva, delatando por supuesto algún problema médico latente. Una de las más comunes es la aerodontalgia, es decir, el dolor que aparece en los dientes al viajar en un avión. Surge por la alteración de la presión que se genera en la cabina de un avión al volar. El aire atrapado entre los dientes (dientes agrietados, dientes cariados, etc.) se expande y contrae, presionando los nervios y produciendo el dolor.

Cuando, estando de viaje o vacaciones, surge el dolor de muelas puede no ser fácil o rápido encontrar un odontólogo para solucionar el problema. Mientras se consigue una consulta se puede paliar en parte el dolor acudiendo a una farmacia para que nos asesoren.

Hay que evitar la automedicación con antibióticos sin consultar con el médico. Éstos no ayudarán a calmar el dolor e incluso puede que no sean necesarios si el problema dentario no está relacionado con una infección.

Mientras el dolor persista hay que huir de dulces así como de bebidas y comidas a temperaturas extremas, bien sea frío o calor. Sin embargo, de forma externa, sobre la mejilla, aplicar frío puede ayudar a bajar la inflamación y el dolor. Y, por supuesto, los remedios caseros basados en bebidas alcohólicas son totalmente desaconsejables.

Como siempre decimos, la mejor solución es la prevención. Una adecuada higiene y la visita periódica a nuestro dentista de confianza  evitarán más de un disgusto y permitirá disfrutar de unas estupendas vacaciones.